domingo, 8 de marzo de 2009

Digan lo que digan

Comenta la gente que me conoce, que con el asunto de la crisis económica me he convertido en un absoluto pesimista; que más que ver la botella medio vacía la veo absolutamente vacía y que me estoy dejando influir demasiado por algunos blogs que, a menudo, rayan en lo apocalíptico.

Puede que tengan razón. Yo creo que nos estamos acercando a un suceso que va a cambiar nuestra forma de actuar e incluso de convivir, que va a alterar nuestra escala de valores, pero eso no tiene porqué ser necesariamente malo.

Es verdad que con los años he perdido totalmente la fe en los políticos, que no me fío de los periodistas, ni de los economistas, ni de los obispos. Es verdad que cada vez me resulta más incomprensible que mientras una parte del mundo vive en la abundancia otra se muera de hambre… pero yo tengo fe en el ser humano.

Yo creo que hay más gente buena que mala, y creo que esa gente algo tendrá que decir ante la situación que se avecina. Creo que nuestra sociedad es manifiestamente mejorable, que debe existir un modo de gobierno que esté por encima de la forma de entender la política que existe ahora, donde parece que sólo vale el quítate tú para que me ponga yo. Creo que se pueden hacer las cosas con sentido de la responsabilidad, sin corrupción. Creo que si todas las personas de buena fe nos pusiéramos de acuerdo y comprendiéramos el poder de esa unión, podríamos ser capaces de cambiar el mundo.

No soy pesimista. Yo creo en el hombre bueno.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Por supuesto que el mundo cambiaría si se uniese por una misma causa, que sería romper con las desigualdades sociales y económicas que existen. Pero, lamentablemente la sociedad que hemos creados es una sociedad basada en el separatismo del Ser y no buscando la Unidad... si pudiésemos tomar conciencia de que todos somos iguales y que lo único que nos diferencia es el mero aspecto de la Personalidad, ya no podríamos pasar al lado de nuestro vecino, de nuestro compañero de trabajo, del cajero del supermercado, del politico, del padre, de uno mismo, sin decir: Ese también Soy Yo.
Krishnamurti decía: "Cambia tú y cambiará el mundo".