jueves, 19 de marzo de 2009

El valor de las cosas

En la canción que incluyo en esta entrada, Facundo Cabral dice que lo importante no es el precio sino el valor de las cosas. Desde los veinte años, he dedicado muchas horas de mi vida a escribir, o a pensar sobre lo que quería escribir. Tuve columna propia en un periódico, sección propia en una revista y escribí algunos libros, en la inmensa mayoría de las ocasiones nunca recibí dinero a cambio, y las pocas veces que lo hice, normalmente fruto de algún premio, el importe fue tan escaso que ni siquiera vale la pena mencionarlo.

Si se pudiera medir la relación entre el esfuerzo de la escritura y el rendimiento económico recibido de ese esfuerzo, nos encontraríamos ante un negocio ruinoso. A pesar de todo, sigo escribiendo, incansable al desaliento, porque afortunadamente en la vida hay cosas más importantes que el dinero, circunstancias que le dan color a los días, experiencias que te hacen crecer por dentro, sentimientos que no se pueden comprar.

Sólo los escogidos pueden intentar vivir de esto. Nuestra sociedad no premia estas singularidades. En los colegios e institutos se minusvaloran las capacidades relacionadas con la literatura, la música, la danza y todo lo que tenga que ver con las Bellas Artes. Parece como si el objetivo pedagógico de nuestro sistema educativo sea convertir a todos los alumnos en futuros universitarios y, si es posible, que culminen el recorrido como profesores o catedráticos. Pero, ¿qué sucede si en el ciclo formativo hay un bailarín, un pintor, o un escritor en potencia? Sencillamente, que deberá seguir el camino marcado, porque el sistema no contempla el apoyo de ese tipo de “tareas menores”.

Y eso que, a pesar de todo, tengo la sensación de que a nuestro mundo le iría mucho mejor si hubiera más bailarines que economistas, más escultores que promotores urbanísticos y más poetas que políticos.

Mientras tanto uno se habitúa a la contradicción que supone ganar dinero por lo rutinario y fácil, como si se avergonzara de no saber distinguir, en realidad, el precio y el valor de las cosas.


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