domingo, 17 de mayo de 2015

Nos movemos

Pues sí. Tras mucho pensármelo nos movemos a una nueva bitácora, un nuevo cajón de-sastre en donde anotar mis últimos logros y ocurrencias.

Si quieres seguirme me podrás ver en:

www.antoniogonzalezprado.es

Gracias por seguir ahí.

viernes, 1 de enero de 2010

Hasta luego

De antemano pido perdón, porque sí, lo voy a intentar una vez más. Voy a intentar escribir otro libro. Las caras de mis personajes ya se están paseando por mi cabeza, los paisajes, las tramas…

No se si lo pensado me llevará a buen puerto, sinceramente ahora todo eso se me antoja tan lejano que carece de sentido. Ojala tuviera la suerte de mis otros libros y consiguiera encontrar editor y lectores con quienes compartir mi fantasía.

En este punto mis primeros damnificados serán mis horas de ocio y de sueño, pero también, mal que me pese, mi querido Mirador, a quien no podré prestar la atención necesaria.

Una bitácora requiere su tiempo, su dedicación, su preparación y yo ahora no quiero distraerme. No es algo improvisado, llevaba tiempo marcando el inicio del año como el momento para comenzar de nuevo. Tampoco es un cierre del Mirador, sino más bien una bajada de persianas, si tengo alguna cosa que contar, que arrojar a este lago inmenso, no dudéis que me acercaré por aquí, levantaré el telón y aullaré como un lobo solitario hacia la luna.

Espero que para entonces, todavía existan ojos que me lean.
Un abrazo a todos los que me habéis acompañado durante este año y medio y hasta pronto.

Jaralunas.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Motivos para tener un blog



Tener un blog es como tener una mascota, exige un cierto grado de compromiso, de responsabilidad. Nadie te obliga, pero uno sabe que debe cumplir con la periodicidad establecida, para no defraudarse a si mismo.

Una de las cosas que más me sorprendió cuando abrí esta bitácora fue descubrir que lo escrito podía ser leído por cualquiera, de la manera más casual, o apenas ser leído por nadie. Me sorprendió, por ejemplo, que alguno de mis textos fueran copiados literalmente en una bitácora sudamericana sin el menor miramiento, que hubiera amigos que supieran de mi vida a través de mis textos, o que otras personas desconocidas se pusieran en contacto conmigo y supieran de mi existencia a través de él.

La bitácora te mantiene alerta, te obliga a escribir, se hace cada día más grande.

Tener un blog es como tener una apartamento en Internet, abierto a todo el mundo y tu responsabilidad consiste en mantenerlo bonito y limpio para las visitas.

Puedes hablar de todo, o de casi todo, eres libre, puedes ser creativo, cínico, salvaje, bohemio, científico, retrógrado, exhibicionista o cursi.

Puede servir para, por ejemplo, mandar buenos deseos a todo el mundo para el próximo año y a la vez apuntar una despedida.

viernes, 18 de diciembre de 2009

El Belén desamparado


El pasado domingo volvimos a subir a Covacha, el pico de 2400 metros de altura que se alza en la sierra de Gredos. Fue como siempre una jornada agotadora. Cada vez que que la hago me digo a mi mismo que no volveré a hacerla, pero al final repito, como un fumador arrepentido.

Este año la climatología fue más benigna que el año pasado (nos libramos por un día de las borrascas y el frío siberiano). Pudimos llegar unos cuantos, aunque también hubo sus caídas, sustos y lesiones. Es una montaña a la que hay que tener respeto, el paso de Las Azagayas es peligroso siempre.

En la cumbre coincidieron montañeros venidos de Plasencia, Navalmoral y Cáceres. Hubo momentos en los que el pico aparecía sorprendentemente poblado, en una visión que no dejaba de resultar curiosa.



Cuando emprendimos el largo descenso eché una última mirada a la montaña, que volvía a estar solitaria, inaccesible, altanera. Tenía uno la sensación extraña de que el Belén que acabábamos de dejar, quedaba entonces desamparado, desubicado de su entorno natural: de las luces, los villancicos, la fiesta. Entregado a la única y terrible compañía del viento, la nieve y el hielo.

Podéis ver más fotos aquí: http://montanerosmonfrague.es/fotos.html

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Del Software Libre


La semana pasada se celebró en mi ciudad unas jornadas sobre Software Libre. Ya sabéis que mi profesión y mi formación académica están vinculadas con el mundo de la informática. Aunque en el año y medio que lleva abierto este blog no creo haber hablado ni una sola vez de estos asuntos, entenderéis que tenga algún criterio al respecto que me gustaría compartir con vosotros.

Me llama la atención ese batiburrillo de cosas englobados bajo el nombre de Software Libre. Para muchos es sinónimo de: gratuidad, libertad, fuentes abiertas, indpendencia…

Es cierto que hay programas gratuitos que además funcionan muy bien y están muy testados, no vamos a descubrir nada a estas alturas de productos robustos y altamente recomendables como OpenOffice o navegadores como Mozilla Firefox. Pero en el ámbito empresarial esa asociación entre Software libre y gratuito, se resquebraja un tanto.

Durante los últimos meses en mi administración hemos estado envueltos en un proceso intensivo para la adquisición de un paquete de software. Como podéis entender hemos recibido propuestas de diversa índole, muchas de ellas desarrolladas en Software Libre, pues bien, curiosamente las ofertas más económicas eran las planteadas a través de empresas que ofrecían Software Propietario, a menudo las diferencias eran sustanciales, sobre todo cuando se trataba de atender el mantenimiento de las aplicaciones, en esos casos la diferencia entre unos y otros era hasta cuatro veces más caras las propuestas basadas en Software Libre, aportando similares servicios.

¿A qué puede ser debido esto? En teoría hay empresas que han desarrollado productos que se han puesto a disposición de determinadas administraciones. La Junta de Andalucía, por ejemplo, contempla un importante repositorio de recursos a disposición de quienes quieran utilizarlos. Sin embargo la adaptación de esos recursos a las necesidades particulares de las empresas resulta muy costoso y complejo.

A menudo se habla de términos como Fuentes Abiertas, para justificar una cierta sensación de libertad. En teoría hablar de fuentes abiertas es abrir la posibilidad de que cualquiera pueda tener acceso al código fuente de las aplicaciones liberadas y modificar, si se desea, su funcionamiento. Esto, que en principio para cualquier no iniciado suena muy bien, en la realidad resulta impracticable. Llevo programando profesionalmente casi quince años, e incluso para mí resulta complejo entender los programas que hice tiempo atrás, no os quiero contar la dificultad que resultaría entender centenares de páginas de código realizada por no se sabe quién, ni dónde, ni siguiendo qué metodología.

Además existe una especie de vacío alrededor de algunas plataformas desarrolladas con esta tecnología, que impide al usuario final tener un contacto directo con el grupo de desarrolladores inicial. Esto, ya de por sí, supone un hándicap importante.

En cuanto a la sensación de independencia, es decir, de no contribuir a engrandecer ningún monopolio, sigo, y que me perdonen, sin verlo claro. A mi me da igual pagar a una empresa u a otra, en cualquier proyecto que una empresa se embarque lo normal es que se produzca una cierta atadura con el proveedor de Software, ya sea libre o propietario. Lo que realmente importa para una empresa o para una administración ha de ser que las aplicaciones que se implanten estén lo suficientemente probadas como para no arriesgarse en experimentos. A otros les corresponde la labor de inspección o experimentación (tal vez a las universidades). Lógicamente si me ofrecen lo mismo o mejor y además, más barato, no digo gratis, nadie va a ser tan tonto de atarse con ninguna otra compañía, por muy importante que sea. Pero en tanto eso no pase la presencia mayoritaria y exitosa del Software Libre en las grandes empresas será más un deseo que una realidad.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Una charla inolvidable



La vida está llena de casualidades. Tengo un amigo informático, se llama Raúl Bordallo, y con él hablaba habitualmente de informática, aunque los que me conocéis sabéis perfectamente que no es, ni con mucho, de lo que más me apetezca hablar. Por temas profesionales nos estaba impartiendo un curso sobre un gestor de contenidos llamado Drupal, oscuro y enrevesado como él solo. En una de esas pausas para el café, no hablamos de informática sino de cultura y, curiosamente, resultó que él administraba una web de fomento a la lectura titulada Disfruta la lectura. También, mira por donde, hablamos de Hervás y de que él había estado alojado en el apartamento rural del hijo de uno de los escritores más conocidos de Extremadura: Víctor Chamorro. Yo le hablé de él, más tarde él habló de Víctor en su Web, y al final, entre unas cosas y otras, acabamos proponiendo a Víctor la realización de un encuentro, de una especie de entrevista, en la que me invitaron a participar.

El viernes pasado, tras concertar la cita con Teresa, su mujer, acudí solitario y puntual a Hervás, cargado con algunos aparatejos que, yo pensaba, me servirían para grabar la charla.

Aparqué junto al Ayuntamiento y enfilé su casa. Pulsé el timbre y apareció Teresa, afable y cariñosa, que me recibió con amabilidad, mientras yo depositaba mi trípode, mi cámara, mi ordenador y no se cuántos cablecitos más, en medio de la sala.

Víctor apareció al momento, sin que a mi me hubiera dado tiempo más que de esparcir el material. Le enseñé una publicación antigua, que yo poseía y que hablaba de ellos (sí, de él y de ella), les mostré mi último libro y sin más preámbulos me senté frente a la chimenea a conversar con él. Traté de conectar mi grabadora, que sólo una hora antes funcionaba a la perfección, y no pude. Traté de localizar el trípode en donde colocar mi cámara de video, pero no la encontraba por ninguna parte (y resultaba un tanto descortés ponerme a rebuscar en aquellas circunstancias). Así es que encendí la cámara, la deposité sobre una escalera, apuntando directamenet a nuestros zapatos y con el único objetivo de, al menos, servir como grabadora de sonidos.

Valiente entrevistador, pensaréis.

Al final, la charla, que yo pensaba que sería de una media hora, se alargó durante cuatro horas y media. Más de cuatro horas de intensa, inolvidable, vibrante conversación con un escritor admirable e íntegro.

Mi cámara dejó de grabar a la hora y media, pero en mi mente las palabras de Víctor Chamorro, su imagen, sus gestos, su complicidad, han quedado impresas como un privilegio más que me ha regalado la literatura, como un dulce recuerdo que espero mantener por el resto de mi vida.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Todo es mentira

Menos tu vientre,
todo es confuso.
Menos tu vientre,
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.
Menos tu vientre,
todo es oculto.
Menos tu vientre,
todo inseguro,
todo postrero,
polvo sin mundo.
Menos tu vientre,
todo es oscuro.
Menos tu vientre
claro y profundo.

Permitidme que empiece citando los versos que Miguel Hernández dedicó a su mujer embarazada, porque hoy es uno de esos días en los que los suscribo letra por letra. No siempre me pasa, pero a veces tengo la desagradable sensación de que todo lo que me rodea está lleno de falsedad, de que lo único puro, inquebrantable y limpio (o al menos así todavía lo siento) habita en lo más próximo, en lo más íntimo, que más allá de la propia familia todo es oscuro.

Es mentira la moda, es mentira la gastronomía, es mentira el gobierno, la justicia, los reyes, la oposición, la economía. Son mentira los premios, las televisiones, los hombres enchaquetados que me visitan, las grandes frases. Miente la estadística, miente el polígrafo, miente la prensa, mienten los genios, miente la miss, miente el futbolista, mienten los blogs. Todo es mentira…