El primer día del colegio huele a libros nuevos, a mochilas limpias, a zapatos sin rozaduras… huele a niño llorando agarrado a las faldas de la madre, a profesores nerviosos, a padres que entremezclan emociones y que no saben cuando despedirse…
Los amigos se reencuentran, los enemigos se disimulan, los enamorados se atisban tímidamente, los temores de la noche anterior se atenúan, todo resulta más sencillo, al fin y al cabo, frente a la claridad de la mañana.
Pronto los patios rebosarán de sus gritos, los balones aburridos volverán a rodar por el suelo, regresarán los deberes, las fiestas de cumpleaños, los abrigos, las prisas. Las paredes se tapizarán con el olor rosado de la niñez y quien sabe si mañana, tras una de las esquinas del colegio, se esconderá el primer enfado, el primer beso en la mejilla o el más soñado de los goles.
Los amigos se reencuentran, los enemigos se disimulan, los enamorados se atisban tímidamente, los temores de la noche anterior se atenúan, todo resulta más sencillo, al fin y al cabo, frente a la claridad de la mañana.
Pronto los patios rebosarán de sus gritos, los balones aburridos volverán a rodar por el suelo, regresarán los deberes, las fiestas de cumpleaños, los abrigos, las prisas. Las paredes se tapizarán con el olor rosado de la niñez y quien sabe si mañana, tras una de las esquinas del colegio, se esconderá el primer enfado, el primer beso en la mejilla o el más soñado de los goles.
1 comentario:
Gracias por tu comentario. Le he echado un vistazo a tu blog y me gusta bastante, especialmente cómo escribes, que con los tiempos que corren es de agradecer. Todos los días descubre uno algo agradable.
Un saludo,
Francis.
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