martes, 27 de enero de 2009

Vetusta Morla

Los ochenta quedan ya demasiado lejos.



Preguntas sin respuestas

Los ciudadanos buscan respuestas, indagan porque presienten que algo sucede, que algo grave se avecina. Preguntan, pero no obtienen otra respuesta que un discurso edulcorado, vacío, envuelto en palabras como una caja inmensa rodeada de adornos, destinada a cobijar sólo la nada.

Los ciudadanos preguntan, no quieren resignarse a saber que en el fondo no hay respuestas y se dejan hipnotizar una vez más.

Dejan la mirada perdida mientras desde el cielo y el infierno sólo se oyen ecos.

Somos las esquirlas del poder, las cobayas del dinero, las migajas en el suelo del palacio. Preguntan porque presienten que bastan las gotas de una nueva tormenta para que el gigante de pies de barro se venga abajo.

lunes, 19 de enero de 2009

El NODO


Durante estos días estoy viendo una colección de reportajes que hizo RTVE sobre el NODO, aquel peculiar noticiario que acercó la realidad del mundo a los españoles de la posguerra y que se proyectaba obligatoriamente antes de cada película.

A menudo entrañable, casi siempre manipulador, adulador y terrible, fue el catecismo político con el que se formaron varias generaciones. El tono agudo, rimbombante y excesivo de los narradores es la banda sonora inconfundible que acompaña la figura de aquel hombre bajito y aparentemente anodino que era Franco.

Llama la atención en estos reportajes como la figura de “su excelencia, el jefe del estado”, es mostrada insistentemente con la aureola de una persona sesuda, cabal, inteligente, sabia y esposo amantísimo de su familia. No es de extrañar que las personas que durante tanto tiempo escuchaban esa imagen manipulada de la historia, tuvieran en Franco un modelo insuperable, casi místico, al que creer y seguir. Miente el que diga que, durante aquellos primeros diez o quince años, los españoles no estaban con Franco, todavía sorprende ver como más de dos millones de personas, pañuelo en mano, coreaban su nombre en una enorme Plaza de Barcelona.

¿Qué pensaría ahora el dictador, si volviera a nuestros días y viera su figura y su recuerdo ridiculizado y camino del olvido? ¿Qué pensarían ahora los millones de españoles que tenían puesta en él su confianza ciega? ¿Qué tono terrible emplearían aquellos narradores del nodo, para explicar semejante cambio de rumbo?

Aunque no de forma tan grotesca, yo pienso que seguimos siendo marionetas en las manos de los medios de comunicación, miramos lo que ellos quieren que miremos, olvidamos lo que ellos quieren que olvidemos, ensalzamos a los que ellos quieren que ensalcemos y odiamos a los que ellos quieren que odiemos.

El tiempo terminará dejando a cada uno en su lugar. Ya me gustaría saber qué pensarán de nuestros gobernantes, de nuestro actual rey, de nuestro sistema político, de nuestras autonomías y de nosotros mismos que nos creemos tan libres, tan instruídos y tan modernos, los que habiten esta tierra dentro de setenta años

martes, 13 de enero de 2009

Una buena noticia

Hoy he recibido una excelente noticia que quiero compartir con los lectores de mi bitácora, entre otras cosas porque esta bitácora es una consecuencia de esa noticia: como ya apuntaba en la segunda entrada de este blog, durante los dos años anteriores estuve escribiendo una novela en donde volqué buena parte de mi ilusión y de mis aspiraciones literarias. Finalicé las correcciones al principio del pasado verano, esperé a que finalizasen las vacaciones y el 4 de septiembre me acerqué esperanzado y nervioso, con mi flamante novela bajo el brazo, hasta la Editora Regional de Extremadura, en busca de un editor.

Es una novela que trata directamente de la historia de Extremadura y no se me ocurría ninguna editorial mejor que la regional, para presentarla.

Durante estos largos cuatro meses he pasado de la euforia del primer encuentro con el anterior director, Álvaro Valverde, hasta la decepción de ver que las semanas pasaban sin recibir noticia alguna.

Ya dice el refrán que el que espera desespera. Debo decir que, a pesar de que confiaba en el texto, mi espíritu es cada vez más escéptico y pesimista y se dio por vencido en alguna que otra ocasión.

Pero hoy, pasadas las 10 de la mañana, recibí un correo electrónico del nuevo director de la Editora Regional, Luís Sáez Delgado, comunicándome la buena nueva de que mi novela se editará, probablemente a lo largo de este año, como si de un regalo retrasado de reyes se tratara.

Es curioso, pero ahora que lo pienso, los primeros ejemplares de mi anterior libro: Rosa Terrosa, me los hicieron llegar desde la Diputación de Badajoz el día 5 de Enero de 2006. Entenderéis ahora que hace unos días proclamara a los cuatro vientos mi fe inquebrantable en los Reyes Magos.

viernes, 9 de enero de 2009

Misiles contra cohetes

Pasadas las fiestas es el momento de volver a mirar a nuestro alrededor sin los ojos azucarados de la Navidad. Y el panorama es desolador.

En el terreno cercano la crisis económica va ganando poco a poco más protagonismo, me gustaría extenderme en este asunto en otro momento, pero vaya por delante mi pesimismo absoluto y la percepción del drama general que podemos presenciar a corto plazo.

En el exterior la visión no es mucho mejor, el efecto esperanzador que provocó la elección de Obama va poco a poco debilitándose. Sus apreciaciones sobre el conflicto Árabe-Israelí siguen sonando a más de lo mismo. Y hoy por hoy, sólo Estados Unidos pueden poner freno a esa espiral de odio.

El pueblo judío, no creo que nadie lo ponga en duda, arrastra tras de si una fama de pueblo conflictivo que no deja de resultar sorprendente. El hecho de ser un pueblo errante, sin una patria concreta, agrupados en concentraciones más o menos numerosas, practicantes de una religión distinta, empujados a ejercer de prestatarios (trabajos prohibidos para cristianos), a ejercer de recaudadores y banqueros, les hizo ser poco queridos para el resto de la población. Sumémosle a ello las injurias, mentiras y leyendas terribles asociadas a los judíos, que se han ido propagando con su destierro. Su mala fama está muy asentada en ciertos ambientes, no olvidemos las cospiraciones judeo masónicas de las que se hablaban en época franquista, o el termino peyorativo de judío que empleábamos, por ejemplo, cuando de pequeño alguien escupía a otro.

Me asombró ver un documental no hace mucho en donde se entrevistaba a un soldado alemán que trabajó en el campo de concentración de Auschwitz y en el que, a pesar del tiempo transcurrido y de la horrible masacre con la que contribuyó, todavía incidía en culpar a aquellos indefensos judíos de su suerte. ¿Qué tipo de rencor podía llevarle a un hombre a pensar así, aún después de trascurridos tantos años? Quiero decir con ello que el odio hacía los judíos, injustificable como lo es cualquier odio que incida sobre una comunidad, es algo constatable a lo largo de la historia.

Precisamente tras la segunda guerra mundial, las naciones intentan buscar una solución a la peregrinación constante del pueblo hebreo, para ello se fija la mirada en un territorio clave en la historia de los judíos desde hace más de 3000 años, se trata de Israel. El problema es que en ese lugar había ya otro pueblo viviendo, el pueblo palestino. El acuerdo se lleva a cabo en 1947 dividiendo Palestina en dos estados, uno de ellos judío. El resultado de esta acción, como no podía ser de otra forma, fue la creación de un conflicto que perdura hasta nuestros días.

¿Cómo podía sobrevivir un pequeño estado, como Israel, en medio de la hostilidad y el odio de todos los países que le rodean?: Con el poder de las armas.

Israel, apoyado por los Estados Unidos y otras potencias occidentales, ha formado uno de los ejércitos más profesionales y mejor preparados del mundo. Su población está perfectamente entrenada y mentalizada para la guerra. Su poderío militar en la región es tal que aún cuando en época del presidente egipcio Nasser se formó una gran coalición de países árabes para expulsar a los judíos de Israel, le bastaron sólo seis días para, no sólo derrotar a todos sus atacantes, sino para anexionarse algunos territorios más, entre ellos los territorios de Gaza y Cisjordania. Tal vez a partir de este momento la imagen de los judíos ante el mundo volvió a cambiar, las simpatías hacia una nación joven se transformaron en recelo hacia el poderoso.

Por su parte el papel de los habitantes árabes de la zona, no deja de ser humillante, expulsados de su territorio e incapaces militarmente de hacer frente a Israel, se vuelcan en la llamada guerra de los pobres, es decir, el terrorismo, o el lanzamiento de piedras contra los tanques: la llamada intifada.

Con la llegada del nuevo milenio la suerte no cambia. Se forman dos bandos antagónicos, por un lado se radicalizan los mandatarios judíos, dando entrada a personajes siniestros como Ariel Sharón, y en el bando árabe el partido político más próximo a las tesis de los terroristas se hace con el poder.

El conflicto permanece latente algunos años. Los judíos reciben durante varios meses, el impacto de numerosos cohetes, algunos caseros, en sus barrios residenciales, la respuesta israelí, desproporcionada, es arrojar misiles sobre la población palestina. Y digo desproporcionada porque el número de muertes de uno y otro bando así lo es, no porque las intenciones de uno y otro bando no sean las mismas: la destrucción del enemigo.

La situación, tal y como se ve desde fuera, es tremendamente compleja. Considero que las dos partes son a la vez víctimas y verdugos, pero el odio no hace más que sembrar odio. No es fácil solucionar un puzzle en el que las piezas no encajan, pero ahí es donde radica la clave de los grandes líderes, aquellos que son capaces de encontrar soluciones donde apenas las hay, de encontrar el diálogo entre las balas y el llanto.

Como no se solucionarán nunca las cosas, y parece mentira que algunos todavía no lo sepan, es enfrentando eternamente misiles contra cohetes.

lunes, 5 de enero de 2009

La noche de reyes

No me gusta caer en los tópicos, pero cualquier padre podría afirmar que la noche de reyes es la noche más mágica del año. La ilusión se transforma en sueño, cualquier ruido, cualquier movimiento extraño en la oscuridad cobra esta noche un significado diferente.

Cuando se es niño, se es niño para toda la vida. A mi no me cuesta mucho encontrar al pequeño que un día fui, apenas tengo que rascar un poco y ahí está, imaginando reyes tras las cortinas, incapaz de conciliar el sueño y a la vez deseando que llegue el momento de despertar. No me cuesta reencontrarlo porque lo veo reflejado, por ejemplo, en cada uno de los rostros que vi durante la cabalgata o en la cara de mis hijos al acostarse.

Si hay algo por lo que me gustaría pedir esta noche, sería porque la cara de ilusión que tenían mis hijos al dormir, se repitiera al menos una vez en la vida de todos y cada uno de los niños que hay en el mundo.

¡¡Por supuesto, sobra decirlo, yo creo en los Reyes Magos y se las verá conmigo aquel que opine lo contrario!!