sábado, 5 de septiembre de 2009

Un año ya

Sí, hoy hace un año que, con toda la ilusión del mundo, agarré mi moto, mi novela, cuidadosamente encuadernada con canutillos, y me acerqué a Mérida.
El día estaba medio lluvioso, hacía algo de frío. El editor, Álvaro Valverde, con quien había concertado la entrevista, me esperaba en la sede de la Editora Regional. Aparqué la moto frente a una tienda de ropa y busqué el edificio que me indicaron. No me resultó fácil.
Nunca me consideré un tipo nervioso, pero mentiría si no dijera que me castañeaban los dientes cuando entré en la recepción.
Álvaro fue muy amable y cercano conmigo, más de lo que imaginaba. Uno está habituado a las distancias que se interponen desde los balcones de la intelectualidad y a veces se coloca el parche antes de la herida. En este caso no hubo lugar. Cuando le estreché la mano al irme, ya cargado de optimismo, no imaginaba, ni creo que lo imaginara él, que sólo unos días más tardes sería apartado de su cargo por razones que a mi se me escapan.
Un año después, en vísperas de presentar mi libro en sociedad, tengo sentimientos encontrados, como si la felicidad y el miedo, la confianza y la responsabilidad se entremezclaran en mi mente hasta hacerla bullir. Y eso me cansa.
Invitado con el objetivo de hacer una especie de promoción previa, esta noche he acudido a la entrega de los premios Extremadura a la creación. Hacía mucho tiempo que no acudía a un acto de este tipo, donde suele abundar mucho más la presencia de políticos que la de verdaderos creadores artísticos (más necesitados de sosiego, de soledad y silencios).
No obstante me parece necesario que desde la comunidad se premie a figuras que han trabajado por mejorar nuestra cultura. Este es el caso de José Miguel Santiago Castelo, subdirector de ABC y alguien que desde su atalaya no duda en promocionar todo lo que tenga que ver con Extremadura. Tuve oportunidad de agradecerle la reseña de mi novela que apareció en su periódico hace unos días y sus palabras de aliento. Me encantó además escuchar al escritor portugués Antonio Lobo Antunes improvisar un discurso, breve pero cargado de sensibilidad, con el que dio las gracias.
Fue también interesante el discurso de Guillermo Fernández Vara, el Presidente de la Junta de Extremadura, hablando de la necesidad de potenciar nuestros valores como pueblo, para intentar construir una sociedad que, sino rica en dinero, al menos lo sea en cultura. Amén. Bonito consuelo, ser pobres pero cultos. Que conste que no es una mala inversión. Esperemos que las palabras no se las lleve el viento.

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