A cada persona le asombra lo que desconoce. A mi no me sorprenden las ciudades medievales, a mi me sorprenden los acantilados. No me sorprenden los mares de encinas, sino las montañas verdes que desembocan en el mar. No me impresionan las cigüeñas, pero mi mirada se va tras cualquier gaviota. Por eso, porque somos animales de costumbres, las vacaciones han de servir de escape, recorrer lugares extraños, costumbres nuevas, paisajes distintos. No quiero una playa repleta de turistas, quiero una playa solitaria, en la que desemboque un río tímido y claro, y que el color verde, a pesar de estar en verano, inunde el horizonte, más allá de mi vista.
Mañana volamos hacia Escocia. Ya os contaré a la vuelta.
25 de abril en Plasencia
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Fue emocionante la coincidencia. El pasado 25 de abril tuvo lugar una mesa
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Libro pla...
Hace 3 días